Tal y como suena… no! Mucho mejor.
Hoy tenía la visita de mi buen amigo Dani Selma, mi profesor particular de inglés, y como sabía que íbamos a pasar un buen rato, he decidido que nos daríamos un homenaje de esos que hacen que la digestión sea una parte importante del ritual de la cena.
Y nada más ni nada menos, que el blog del comidista como inspiración para cocinar un gran clásico. El estofado de ternera. Pero como no, tal y como me gusta a mí, rediseñado al estilo de los grandes bloggers cocineros.
El proceso empezó, en este caso, con mi compra mensual en el supermercado de turno, para entregar en casa. Una compra que traía el 90% de los ingredientes menos la ternera, que se la confiamos al Margarit. Por suerte, todo ha salido a la perfección en cuanto a ingredientes se refiere.
Después todo ha sido seguir la receta.
Dificultad: De temporada uno de Sensación de Vivir.
Tiempo de elaboración: Unas 2 horas mínimo!
Y tal cual. Hay que ir cocinando a fuego lento casi todos los ingredientes que componen la receta. Como siempre digo, con amor, para que luego se pueda disfrutar tal y como hemos saboreado esta delicia. Debo reconocer, y estoy de acuerdo con el autor, que la mostaza y el brandy han sido la esencia del sabor y textura del estofado. Han estado muy presentes, pero ni mucho menos han pecado de exceso de protagonismo.
En este caso, no he podido dejar reposar el estofado todo el tiempo que requería, pero sinceramente no ha hecho falta para chuparse los dedos con un buen pan de pagès y aceitito malagueño de acompañamiento.
Para rematar, nos hemos zampado lo que quedaba de megagalleta con un heladito de vainilla. Vamos, como nos prometimos antes de empezar, todo un auténtico homenaje…
Como no, siguiendo la tradición, os dejo con el «meikinof».
¿Qué tal estaba?
Sencillamente una delicia.